Coca-Cola: Cómo ser la marca más famosa del mundo y no morir en el intento
Sobre Coca-Cola se ha dicho de todo. Las leyendas urbanas, invenciones y mitos son ya parte viva de esta más que conocida marca, la más popular del planeta y cuyas cifras siempre han relacionado su nombre con los conceptos de éxito y felicidad. Neville Isdell, presidente y consejero delegado de Coca-Cola desde 2004 a 2009, desgrana en «Dentro de Coca-Cola» (Gestión 2000), sus 30 años dentro de la marca más potente del mundo al tiempo que hace un recorrido por algunas de sus decisiones más importantes y con las que nos muestra algunas de las claves que han convertido a la compañía en un icono que ya trasciende de lo puramente comercial. Aquí te contamos algunas:
– La felicidad como estrategia: Coca-Cola vende felicidad. De hecho, uno de los secretos de la famosa bebida es que nunca ha perdido su relación con este sentimiento abstracto. Así lo asegura Isdell cuando resalta que la felicidad debe estar presente en todas las facetas de la compañía y no solo en su estrategia de marketing. «Coca-Cola es felicidad.
– Una marca omnipresente: ¿Quién no conoce Coca-Cola? Una marca y logotipo universal, así como el hecho de tener un producto que puede conseguirse en casi cualquier rincón del mundo han sido dos claves que han ayudado a crear toda una cultura en torno a esta bebida gaseosa.
– Siempre el mismo sabor: El hecho de que la Coca-Cola siempre tendrá el mismo sabor, la beba una persona rica o pobre, es una de las ideas de Isbell que nos hace reflexionar sobre otra de las claves del éxito de la marca.
– Adaptarse a la cultura local. Una empresa omnipresente como Coca-Cola no puede ser igual en todas partes del mundo aunque su sabor sea el mismo.
En su libro, Isdell también dedica algunas líneas al mercado de Coca-Cola en España y asegura que, cuando se convirtió en presidente de la firma, nuestro país era una joya absoluta en Europa: «La estrella más brillante del sistema de Coca-Cola en Europa era España, donde la empresa estaba dirigida por Marcos de Quinto. Los embotelladores españoles eran un auténtico ejemplo de cómo debía de funcionar un sistema de franquicias», recuerda el autor.
Via Infoaliment